viernes, 27 de mayo de 2011

Revolution

Pisadas apresuradas resuenan en las calles vacías de la ciudad. Ni un solo alma desfila por las calles, el temor invade los hogares, el peligro acecha cada esquina. Pero ¿a quién temer? ¿Quién es el enemigo? Las sirenas de la policía interrumpen el silencio sepulcral. El sonido de las alarmas de la ciudad hacen eco en los callejones.
Trata de controlar la respiración agitada mientras siente arder los pulmones. Las piernas le piden un respiro. El peso de los aerosoles en la mochila no ayudan en la escapada. 
Dobla un esquina y se detiene, sintiendo el agitado vaivén del pecho al compás de su respiración. Siente la adrenalina y no lo resiste. Aprovecha el descanso para destapar el negro. Con agilidad y sin dudar escribe rápidamente un mensaje revolucionario, deseando y esperando que quede inmortalizado en el ladrillo el mayor tiempo posible, el suficiente para que llegue a ser realmente comprendido, y por supuesto no se olvida firmar el apreciado “Let it be” a un costado.
Sonríe al observar el resultado. Las sirenas comienzan a sonar cada vez más cerca. Su sonrisa se ensancha y la persecución vuelve a comenzar.

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