Enroscándonos en sábanas,
confundiendo manos y pies.
Enzarzándonos en ramas y follaje,
equivocando orejas.
Tiñendo reflejos turbios en el ventanal
sobre la profundidad de la espesura,
testigo mudo contra el cristal.
Viviendo.
Respirándonos, aire puro y libre.
Conquistando.
Enredándonos, así.
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