lunes, 19 de julio de 2010

Estancada

Fría... no, fría no, helada se encontraba, congelándose, ahí, sola sentada en aquel gélido banco del ahora inmaculado parque. Blanco, blanco era lo único que podía describir del paisaje que la rodeaba. Además cabía mencionar que la oscuridad de la noche invernal tampoco colaboraba demasiado, incluso con la pequeña ayuda de uno de los pocos faroles sobrevivientes al vandalismo. Sin embargo, no podía moverse, aunque quisiera. Sentía que no podía mover ni un sólo músculo, se sentía estancada. Estancada, esa era exactamente la palabra que la retrataba, y en tantos sentidos, no sólo físicamente.
Su vida se proyectaba mentalmente como una película. Buenos y oxidados recuerdos la hacían sonreír de cuando en cuando, sin embargo, esa sonrisa se desvanecía acorde se aproximaba a las últimas semanas. Contemplaba aquellos días y una sensación recorría su cuerpo. Comenzaba a sentirse paralizada, a pesar de que su vida siempre fue un constante vaivén, ahora que los observaba no podía evitar sentir esa sensación de... inercia.
Todos esos movimientos no llegaban a ninguna parte, nunca lo hicieron. Dicha sensación la aplastaba cada vez más contra el banco. No lograba entender qué era lo que la hacía sentirse así ¿Sería la rutina? Tal vez, alguna nueva y alocada experiencia alejaría todas esas horribles sensaciones... por lo menos por un tiempo. Y finalmente, decidida, pensó: “Voy a correr y no voy a detenerme hasta consumir el último aliento disponible”. Satisfecha con la solución, se dispuso a deshacerse de la inercia que la poseía. “pies no me fallen ahora, son lo único que voy a utilizar de ahora en adelante”. Con ese último pensamiento, se paró y se dispuso a enfrentar una nueva aventura.

No hay comentarios: