Los pasillos del colegio se encontraban extrañamente oscuros, dándoles un tono aún más lúgubre que de día, cuando se pueden observar zombis en uniformes, llevando libros y mochilas.
Estaba segura que era de noche, pero podía afirmar que era lo único de de lo que estaba segura. No sabía que estaba haciendo tan tarde en la escuela. Me sobresalté al observar que no me encontraba caminando sola, mis padres me acompañaban uno a cada lado. Sus rostros no mostraban expresión alguna, simplemente miraban hacia delante, al sombrío corredor. Mis piernas se movían mecánicamente, yo no las controlaba, aunque realmente no sabía a donde nos dirigíamos.
-¿Ma? ¿Pa?-traté de llamarlos, pero ellos parecieron no escucharme, simplemente siguieron caminando.
De repente nos detuvimos delante de una de las aulas. Reconocí la puerta y el cartel “1º C” al instante, era mi clase. Mi padre extendió la mano y tocó la puerta. Una voz grave nos contestó desde adentro, “Adelante”
Entramos y me sorprendí al encontrarme con el consejero escolar sentado en el banco del profesor, esperándonos. Conservaba la misma extraña expresión que mis padres. Ellos fueron a sentarse con absoluta normalidad, como si todos los días vinieran a mi aula, de noche, a hablar con el consejero. Aún así decidí seguirlos y sentarme en la silla del medio.
El salón se encontraba tan oscuro como los pasillos, con tenues luces encendidas, las persianas bajas y todas las ventanas cerradas. Comenzaron a hablar sobre mis notas como si yo no estuviera sentada con ellos, pero eso no me preocupaba en esos momentos, me inquietaba más el hecho de que no corriera ni un solo soplo de viento fresco. Comencé a sentirme encerrada y sin aire, no estaba atenta a la conversación pero pude escuchar frases como “Su rendimiento no es el que se espera en este colegio”, “Siempre distraída”, “No sabemos que hacer ya con ella”. Estas palabras me aplastaban cada vez más el pecho, ¿Cómo podía ser que dijeran esos si mis notas no son tan bajas? ¿Distraída? Bueno siempre he sido algo abstraída en mis cosas, en mi mundo, pero ¿Realmente creían que era tan grave?
-¿Ma? No me siento bien, me falta el aire ¿Puedo salir unos minutos?-pero sin embargo, ella parecía no escucharme, seguía conversando con el consejero como si yo no le estuviera hablando-¿Pa? En serio no me siento bien, ¿te molesta si salgo a tomar aire?-pero el tampoco parecía escucharme.
Era como si no estuviera sentada al lado de ambos, como si no existiera para ellos. No podía explicar porque pero esa fría indiferencia hacia que todavía sintiera más presión en el pecho. Finalmente no pude aguantar más la falta de oxígeno, por lo que me levante sin importarme si se enojaban o no y me encamine a la puerta.
Me detuve a mitad de camino, cuando ya tenía la mano extendida para abrir la puerta, al sentir que ya no me llegaba más aire a los pulmones. Silenciosamente traté de llamar la atención de mis padres pero ellos no se dieron por aludidos. Me di por vencida y lentamente me caí en el piso. Con lágrimas en los ojos pude observar que la puerta se abría y por ella entraban las personas que menos esperaba ver en esos momentos. Shuli se arrodillo a mi lado y apoyó mi cabeza en sus piernas mientras desesperada gritaba:
-¡Se esta ahogando, no hay aire acá adentro! ¡Abrí la ventana!
Observé como Juli corría y rápidamente subía la persiana, mientras el resto de mis amigas me miraban con la preocupación dibujada en sus rostros. A penas la subió cegadores rayos de luz inundaron la habitación, mientras, Pame abría la ventana. Una gran corriente de aire entró por ella y finalmente pude respirar.
-Tranquila, Lu. Ya estas con nosotras-me calmó Sole al verme respirar tan dificultosamente.
Les sonreí a todas tratando de decirles cuan agradecida me sentía, pero en el fondo sabía que no comprenderían cuanto las quería realmente.
-¡Lucia, despertate, vamos a llegar tarde!-me despertó bruscamente mi hermano, mientras sacudía la cama.
Aún así me levanté con una deslumbrante sonrisa, sabiendo que cuando llegara al colegio, a pesar de la sorpresa de mis amigas, las saludaría más contenta que nunca y con un gran abrazo. Siempre supe la suerte que tenía al poder llamarlas amigas.
Basado en un sueño real jaja
Los nombres, excepto el de Lucía, son verdaderos ;)
Porque todos los días me iluminan chicas, las quiero (L
1 comentario:
snif sniiif como lloro jaja te adoro con todo mi corazon mi amiga i mi ahijada :')
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