jueves, 9 de septiembre de 2010

The other side .

Miro mi reflejo en el espejo y un abismo me separa. Ella me observa desde el otro lado, plagiando todo lo que observa. No hay nada que nos diferencie, sin embargo, no somos en nada parecidas.
 Un impulso me domina. ¿Qué es lo que se encuentra al otro lado? Siento ganas de estirar mi brazo y atravesar su superficie como si de agua se tratase. Pero aún así, no me es posible mover un músculo. Me encuentro petrificada en mi lugar, hipnotizada por su mirada ¿O será mi mirada? No lo sé, no le encuentro parecido.
Intriga y horror se mezclan, confunden y consiguen entorpecerme.
Quisiera conocer aquel extraño e infinito mundo. Una delgada superficie nos separa, sin embargo nunca me sentí tan lejana.
 Mi aliento empaña el cristal, aquel inquietante vidrio que amenaza desde las sombras de un sueño distante y borroso. Mis dedos sienten su contacto frío y no puedo evitar sentir una ligera decepción al comprobar que la barrera que nos separa es más que una ilusión vaga que divide dos universos paralelos.
 A este sentimiento rápidamente se une la piedad. Piedad por su amarga soledad, por su destierro en aquel mundo del revés. Pero… ¿no será tal vez que nosotros seamos los desterrados? ¿No será el nuestro, el mundo paralelo? ¿No seremos nosotros, los del otro lado?

sábado, 4 de septiembre de 2010

viernes, 3 de septiembre de 2010

El paseo repentino .

Cuando por la noche uno parece haberse decidido terminantemente a quedarse en casa; se ha puesto una bata; después de la cena se ha sentado a la mesa iluminada, dispuesto a hacer aquel trabajo o a jugar aquel juego luego de terminado el cual habitualmente uno se va a dormir; cuando afuera el tiempo es tan malo que lo más natural es quedarse en casa; cuando uno ya ha pasado tan largo rato sentado tranquilo a la mesa que irse provocaría el asombro de todos; cuando ya la escalera está oscura y la puerta de calle trancada; y cuando entonces uno, a pesar de todo esto, presa de una repentina desazón, se cambia la bata; aparece en seguida vestido de calle; explica que tiene que salir, y además lo hace después de despedirse rápidamente; cuando uno cree haber dado a entender mayor o menor disgusto de acuerdo con la celeridad con que ha cerrado la casa dando un portazo; cuando en la calle uno se reencuentra, dueño de miembros que responden con una especial movilidad a esta libertad inesperada que uno les ha conseguido; cuando mediante esta sola decisión uno siente concentrada en sí toda la capacidad determinativa; cuando uno, otorgando al hecho una mayor importancia que la habitual, se da cuenta de que tiene más fuerza para provocar y soporta el más rápido cambio que necesidad de hacerlo, y cuando uno va así corriendo por las largas calles, entonces uno, por esa noche, se ha separado completamente de su familia, que se va escurriendo hacia la insustancialidad, mientras uno, completamente denso, negro de tan preciso, golpeándose los muslo por detrás, se yergue en su verdadera estatura.
 Todo esto se intensifica aún más si a estas altas horas de la noche uno se dirige a casa de un amigo para saber cómo le va.

Franz Kafka .

Waiting for you









      









like I always do  .

I'm bigger than my body gives me credit for .

Take me where the winds blow

Quiero sentir algo nuevo, algo que nunca antes haya sentido. El vacío desespera. Miro rostros indiferentes pasar y los mismos interrogantes atraviesan mi mente, entorpeciéndola, estancándola, siéndome imposible hilar dos ideas coherentes juntas. Me resultan tan desconcertantes aquellas personas que viven la vida tan despreocupadamente. Tal vez esa no sea la palabra correcta. Sería más adecuado decir que son individuos que viven ingenuamente encerrados en sus propios problemas, incapaces de entender realmente a donde se dirigen siempre tan apurados. A veces, muy pocas, se detienen y tratan de recordar la razón por la que estaban tan apresurados en un principio. Aún así, este pequeño milagro sólo dura unos pocos segundos, tan sólo unos momentos antes de distraerse con alguna banalidad que consideran transcendental, y rápidamente esta incertidumbre queda en el olvido. Después de eso, roguemos que el sorprendente suceso vuelva a repetirse.
Entonces ¿Qué le queda de esperanza a uno? “Don’t worry, be happy” es la única respuesta que saben contestar. Pero yo no me contento con un, “no te preocupes”, ya no es suficiente. Quiero más, quiero llenar ese vacío, dejar atrás todas esas sensaciones de desesperanza y sentirme viva nuevamente.
Me falta el aire, pero no sopla ni una sola brisa. Tampoco encuentro la ventana, para abrirla, sacar la cabeza afuera y llenarme los pulmones hasta quedar más que satisfecha. Entonces una extraordinaria sensación recorrería todo mi cuerpo.

So take me where the wind blows, even If I have to go at the end of the world.