domingo, 23 de octubre de 2011

Desechable

Miró la playa y sintió ese conocido vacío. El atardecer rojizo le recordó lo insignificante que era, sentimiento más que aplastante. Pensó en lo hermoso que era, las olas rompiendo contra la escollera, los sonidos del viento, los colores. Pero al mismo tiempo concibió cuánto dolía. Lastimaba el saber que todo eso le daba la espalda, que no era para ella, que nunca lo iba a ser, que ella sólo era una sombra, un desvarío traslúcido y lejano.
Una lágrima desdeñada rodó furiosa. No poseía brillo ni reflejo, caía sin existir, sin espectadores a los cuales afligir, sólo miradas distraídas y risas distantes, sólo ella sentía su humedad y su lamento. Hería el sentirse un ensueño.
 Intentaron robarle una sonrisa, esa amplia y vieja sonrisa, la que no volvería nunca. Se despidió de ella. Su mirada se sentía pesada, dura, reacia, notó su punzante cambio pero no se quejó. Muda a las transformaciones, mera espectadora de la vida, acostumbrada a no tener voz. Un capricho rabioso le cruzó por la mente. Sintió un imponente deseo de gritar, de poseer un megáfono en la garganta, amplificar sus cuerdas vocales. Pero la absurda invención no terminó de idearse, ya que las palabras se las llevaba el viento. Se despidió de sus alucinaciones, de sus ficciones, tan frecuentes en su mundo tupper. Miró con pena a su alrededor. Se despidió.

domingo, 16 de octubre de 2011

Renacer

Respira profundo, me ordeno. Abro los párpados lentamente. Vuelvo a nacer. El amanecer se tiñe de tonos rojizos y rosados, junto a él vuelvo a nacer. Con su furiosa llegada me siento arder. Vuelvo a vivir ¿Por qué me has traído a tus puertas?
Recordé lo que era ser feliz e inocente. Olor a tierra invadió mis sentidos, rememoré la luz golpeando mis palmas, acariciando mis dedos, risas flotando en el aire. ¿Qué hago aquí? Recordé lo fácil que fue perderlo, olvidarlo.
¿Qué somos para vos? Cierro los ojos, me mantengo relajado, me siento fluir. Lo hemos perdido todo, somos imperfectos, crueles, estamos alterados, adiestrados durante toda nuestra vida. Nos perdimos ¿Me estas vigilando? Quiero ver lo que ves.
 Mis actos reflejan mi felicidad interior. Un alma desnutrida que perdio la pureza del nacimiento y la inocencia de la infancia. Pero el alba trajo consigo colores, sensaciones que despiertan y encienden el alma, trae claridad, paz, trae consigo un nuevo comienzo. Abro los ojos por última vez.