Estaba sentada a la orilla de la playa, con los pies descalzos lo suficientemente cerca del agua como para tocarla sólo por algunos momentos, debido al constante vaivén de las olas. El cielo estaba sorprendentemente despejado, no había ninguna nube que tapara la brillante luna que se reflejaba en el mar. Lo observé atentamente, esta noche se encontraba plagado de estrellas, las cuales brillaban más de lo normal, casi como si quisieran iluminar la playa y no dejarme a oscuras. Una fría brisa marina soplaba suavemente, me abrigué las manos en las mangas del buzo para mantener el poco calor que tenían, sin dejar que una pequeña corriente fría arruinara tan hermosa noche. Parecía increíble encontrarme contemplando aquel paisaje a orillas del mar, pero sin embargo mi mente se encontraba concentrada en otra cosa, más específicamente, en alguien.
Hoy nos habíamos encontrado nuevamente después de haber esperado varios meses. No esperaba que el cambiara repentinamente su actitud y comenzáramos a ser más que unos simples conocidos, más que tan sólo amigos, pero me sentía feliz con tan sólo volver a verlo. Muchas veces me sorprendía cuan disgustada me encontraba al no verle el rostro en días, pero me sorprendía todavía más cuando descubría, también, lo ansiosa que podía llegar a ponerme. Y cuando finalmente volvía a verlo, después de una larga y dolorosa separación, simplemente disfrutaba su presencia. En varias ocasiones sentía la repentina aceleración de mi corazón y un extraño y súbito calor, que aparentemente sólo yo sentía. El solía tener ese efecto en mí. Me sentía estúpida al sentirme tan dependiente a él, pero no podía controlarlo, simplemente no soportaba su ausencia.Recordé, sin poder reprimir una sonrisa, que era precisamente en esa playa donde lo había conocido, sin duda alguna uno de los recuerdos más felices que podía desenterrar de mi oxidada memoria. Debía reconocer que para varias cosas, primordiales para algunos, no poseía una memoria muy capacitada, pero para otras ciertas cosas, incluso pequeños detalles, insignificantes en la mirada de un extraño pero inolvidables en mi criterio, podía detallarlas sin temor de fallar en algo.Una canción surgió en mi cabeza, entre mis pensamientos. Aquella que había estado cantando tantas veces la última semana. Me sentía tan identificada con ella. En voz clara y suave comencé a cantar
Do you want to go to the seaside?
I'm not trying to say that everybody wants to go
I fell in love at the seaside
She handled her charm with time and slight of hand, and oh
But I'm just trying to love you
In any kind of way
But I find it hard to love you girl
When you're far away
Away
De repente sentí como una silueta se sentaba a mi derecha, interrumpiéndome. Volteé la cabeza, al mismo tiempo que dejaba de cantar, mirando al lado contrario, dejando que mi pelo ocultara mi rostro. No necesitaba mirar para saber que era él.
-Andy-me llamó.
Volví el rostro para mirarlo, e incluso a la luz de las estrellas no me fue muy difícil ver la tristeza reflejada en sus ojos.
-¿Qué pasa?-le pregunté tratando de sonar impasible, tal vez yo pudiera alejar su tristeza.
-¿Qué cantabas?
-Una canción que me gusta mucho, quizá demasiado-contesté sorprendida del doble sentido de mis palabras.
-¿Por qué dejaste de cantar?-me preguntó.
Creí notar un dejo de amargura en su pregunta, pero tal vez lo había imaginado. No respondí, simplemente me limité a mirar las mangas de mi buzo mientras me sentía enrojecer.
-No te preocupes, no me voy a reír ni nada-prometió sonriendo levemente-Quiero escucharte-confesó francamente.
Incluso con tan poca luz se puede ver lo roja que me pongo con el cerca mío, pensé fastidiada. A pesar de esto me alegró su respuesta y, luego de comprobar su sinceridad, todavía algo cohibida comencé a cantar el final de la canción.
Cuando terminé lo miré algo nerviosa y pude observar que me sonreía, aunque no dejaba de ser una sonrisa triste.
-Cantas muy bien
-Gracias, me gusta mucho cantar-confesé de corazón-Tomi ¿Qué pasa?-le pregunté preocupada ya que la expresión afligida permanecía en su semblante.
Miró el cielo, perturbado. Comprendí que estaba buscando las palabras correctas para explicarse. Sin embargo, su expresión me preocupaba mucho, temía de lo que iba a decir.
-Andy yo te aprecio mucho, realmente te considero una buena amiga y me he estado sintiendo raro a tu lado desde que nos conocimos. Es como si necesitara estar cerca tuyo, nuestras despedidas me duelen mucho y prácticamente cuento los segundos para que nos volvamos a ver. Es casi como si verte fuera una necesidad.
A este punto sentía latir mi corazón a una velocidad impresionante y pronto no necesite seguir refugiándome en mi buzo. ¿Cómo era posible que sintiera lo mismo que ella cuando estaba con él?
-Me contuve para parecer distante, pero era algo que no podía controlar. Creo que comprenderás que no podemos seguir siendo amigos.
El corazón se me detuvo repentinamente y sentí que mis ojos comenzaban a humedecerse. ¿Cómo era posible que siempre llorara con tanta facilidad?
-No creo que podamos seguir viéndonos y espero que lo entiendas. Para mi es realmente difícil tomar esta decisión, pero por el bien de los dos creo que debemos seguirla. Lo entiendes ¿verdad?
Traté de aclararme la garganta para contestarle ya que sentía un nudo en ella que comenzaba a lastimarme. Claro que lo comprendía pero no iba a aceptarlo.
-No-le contesté controlando la voz.
Me mordí el labio, realmente el no comprendía lo dolorosas que me resultaban sus palabras.
-Por favor, no lo hagas más difícil-me suplicó-Sé que me estas mintiendo. Debes entender que es necesario, es muy duro para mí hacer esto. ¿Estas llorando?-preguntó con las voz llena de culpabilidad.
No me había dado cuenta que las lágrimas habían comenzado a desbordar velozmente, una detrás de otra. Me sequé ambas mejillas con la mano y, efectivamente, allí estaban las lágrimas delatoras, traicionándome.
-No-pero esta vez mi voz se quebró.
Extendió la mano cariñosamente para acariciarme el rostro, pero con esfuerzo la retiró lentamente. Se paró con expresión adolorida dispuesto a marcharse y decidido a no mirarme a los ojos, seguramente creía que si se quedaba más tiempo no podría cumplir con su obligación. Me paré en frente suyo en cuanto adivine sus intenciones.
-Por favor. No hagas esto-le exigí todavía con lágrimas en los ojos-No me dejes así.
Sonrió melancólicamente, nos encontrábamos a sólo unos centímetros del otro. Me acarició el rostro con su mano derecha, mientras que con mi mano sostuve la suya. Se acercó todavía más y me dio un último y único beso, cerca de la comisura de los labios. Se separó lo más lento que pudo y se dispuso a irse por donde había venido. Lentamente solté su mano y dejé que se vaya. Lo observé alejarse preguntándome si realmente podríamos lograr con su objetivo, si realmente no lo volvería a ver nunca, sí realmente resistiríamos la necesidad de volver a vernos aunque sea una sola vez más, si en algún momento nuestros corazones terminarían traicionándonos.
Nota: Los nombres y el titulo todavia estan en deliberacion jaja acepto sugerencias :)